Resolución 12 ¡Una medida tan discriminatoria como el Plan Perejil!

La Tiranía de Trujillo ha dejado importantes secuelas en la historia, en la vida dominicana. Muchas de ellas, marcando como hierro incandescente la piel y la memoria de

 nuestro pueblo. Tan marcado que tenemos hasta los tuétanos, ideas, pensamientos y formas de hacer política, propias de ese modelo, que no hemos querido dejar de arrastrar.

El tema migratorio y de descendientes de migrantes es uno de esos temas que hemos seguido viendo con elementos de aquellos años. El trujillato por «limpiar la raza» trayendo europeos por un lado y por otro lado sacando haitianos/as, eran acciones características, las cuales mostraban su negación de la negritud, su visión de superioridad por el color de la piel o situación de pobreza y dejaba desvelado las más bajas manifestaciones de odio del ser humano. La matanza de haitianos/as en 1937 ha sido una de las más crueles manifestaciones de odio y de discriminación.

En la mismas se mostró claramente la «política» migratoria del tirano y desveló ante los ojos de todos/as la discriminación hacia el pueblo haitiano. Discriminación que ya había sido promovida por Sánchez Valverde en el siglo XIX y que recupera Peña Batlle, que funcionaba para Trujillo como ente estimulador de odio y discriminación hacia lo haitiano, igual como sucede hoy en día con algunos grupos, claro, sin quitarle responsabilidad plena al jefe de turno.

La matanza del 1937 en la frontera norte, llamado Plan Perejil, fue y es repugnante. El mismo ha sido uno de los planes más discriminatorios que hemos tenido como país. Poner a personas negras a decir perejil para, dependiendo la forma de pronunciación, saber si eran dominicanos/as o haitianos/as, ponen de manifiesto la profunda discriminación del entonces gobierno de turno, tanto de cara a lo haitiano, como a lo negro.

Esta matanza ha continuado, añadiendo a la violencia física la simbólica y emocional. Hemos venido matando a haitianos/as en los campos de caña, con una complicidad asquerosa de sectores empresariales y los gobiernos de turno. ¿A caso no es matar durar 20, 30 años trabajando y que al momento de tu vejez no tengas pensión, ni seguro médico, ni posibilidad de una vejez digna? ¿No es a caso un crimen no reconocer su aporte al mantenimiento de importantes sectores económicos del país? o ¿considerarlos como carga cuando ya sus fuerzas a penas le dan para respirar? Mientras los beneficiarios privados y públicos de aquellos negocios tienen el mundo a sus pies.

Tenemos hasta los huesos esta discriminación que se mantiene hasta nuestros días. No ha sido suficiente crimen el de abuelos/as y padres haitianos, sino que ahora el método del perejil se aplica a sus hijos/as. Desde el 2007 la Junta Central Electoral ha venido realizando acciones con olor a perejil, ahora con métodos más sofisticados, pero igual de lacerantes. La Resolución no. 12 emitida por la JCE en el 2007 ha venido cometiendo un genocidio civil negando copias de su acta de nacimiento y la posibilidad de sacar su cédula a personas que nacieron en este territorio y que han sido declaradas cumpliendo con los requisitos establecidos por el registro civil de entonces.

«[te] voy a dar la copia del acta porque tú no pareces haitiano, hablas bien el español» le dijo una oficial civil de Barahona a un joven que había ido a buscar una copia de su acta de nacimiento para fines de estudio en repetidas ocasiones. Sus padres son haitianos, habían llegado al país en la década de los 70 y contaban con un contrato de trabajo en un ingenio de esa provincia. Es un crimen dejar sin documento, en condición de apátridas a jóvenes nacidos aquí, de ascendencia haitiana, y que probablemente nunca han ido Haití ¿No es esa una manifestación del Plan Perejil a lo «moderno»?

Los métodos del poder desbordado siguen, no con perejil, pero si cargados de discriminación por color de piel, por forma de hablar, por tipo de cabello, por parecer o no haitiano/a.

Antes, estas acciones se hacían con la idea de limpiar la raza y ahora de limpiar el registro civil. Matamos a sus padres y abuelos y ahora matamos civilmente a su hijos/as y su nietos/as que han nacido en este territorio. Antes a migrantes que venían a transformar su amargura en azúcar, ahora a dominicanos/as nacidos aquí hijos orgullos de ser descendientes de migrantes luchadores/as. Antes y ahora promovidas por el conservadurismo más arcaico. Antes y ahora, sin considerar derechos. Antes y ahora desconociendo los derechos del/la migrantes. Antes y ahora sin considerar consecuencias, antes y ahora sin considerar que son personas. Ahora desconociendo el derecho de dominicanos/as y como antes, lacerando sus vidas, truncando sus sueños, matándolos/as a plazos…

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